Agotamiento


 

Escribo esta entrada bajo los efectos de lo que queda de una botella de vino rosé. 

Estoy cansada. No vamos a decir que ha sido un año malo o algo así, pero por fin entiendo la definición de un año pesado. El agotamiento de mi cabeza, de mi cuerpo, de todo se acumuló. Llegó esa época del año en la que es más fácil empezar a soñar despierta y creer que el 1 de enero se arreglará el mundo y eso. Obvio no dejo la esperanza atrás, pero en este momento cualquier decisión que tomo, aún la más pequeña, es agotadora y tiene repercusiones en mi cabeza que hacen eco por días y días. 

Eso me estresa. Es abrumador. Con mi tía conversábamos sobre el porque no es bueno ignorar las festividades, menos estas. Te hayan marcado o no, el cerebro necesita una línea de partida, una meta a la cual llegar y una cinta que atravesar al correr luego de 365, sin control...

Y más en este año. Dios, lo que corrí en mi bici y lo que corrió mi cabeza (que fue el doble). Tal vez la moraleja es la misma lección que el padre le da al hijo en Parasite: No hagas ningún plan. Nada puede salir mal cuando no haces planes. Claro que no todo fue malo, obviamente tuvimos trabajo, salud, amigos, y fuimos afortunados de llegar hasta esta fecha. Además de que este año solo nos da una enorme bofetada a aquellos que nos creíamos dueños del mundo.

Pero todo tiene su precio, aún una enseñanza como esta. En momentos como este me siento como el maquinista...solo quiero dormir, pero tal vez sea el efecto del vino. Pasé incluso una fase en la que odie a todo el mundo aun por su amabilidad inmerecida. Tal vez no sufrí tanto como muchos, afortunadamente, pero en un nivel mental, este año si que sacó todo lo que pudo de mí. Una linda vivisección. Cuando pasa uno por un periodo tan largo como ese (acabo de tener un deja vú) llegas a pensar que es hasta sano tener momentos así. 

Todo este tiempo incluso me hizo reflexionar sobre mis relaciones, sobre mis amistades y sobre esos arranques que tiene la gente para cortar lazos con otros desafortunados que ya no cazan más con el complicado rompecabezas que es uno. 

Quiero vacaciones, estoy empezando a tenerlas, pero incluso hacerlo es agotador y atemorizante.Pero también siento un alivio al poder dejar ir muchas cosas atrás, entre ellos pacientes. Pacientes y situaciones que lograron carcomerme entre pensamientos por semanas y semanas, llevando mi concepto de resistencia al límite. (¿Que carajo estoy escribiendo?)

También pensar me agota, creo que ya lo he dicho antes. 

Lo que queda por hacer es pensar que salió mal (aparte de lo obvio).

Otra copa ayudará.

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