Orden y error
No es precisamente lo que hay en mi cabeza en este momento. Y eso que yo pretendía desconectarme este fin de semana y terminé llena de las mismas angustias de siempre...bueno, mas o menos. Vuelvo a la época del año en que me cuesta organizar mis ideas, mis sentimientos, y tal cual dice el buen Sherlock, mi cabeza es un maldito cohete, imparable y sin control.
Quiero tener mil cosas y al mismo tiempo quisiera mandar todo al demonio. Quiero agarrar un avión y hacer lo que imaginé como broma cuando llegué a L.A. (Escaparme o irme al carajo) Sé que estoy estresada, se que me siento insegura e incluso desorientada, y por supuesto estoy aterrada. Como a cualquier persona normal, me preocupa el fracaso, me preocupa terminar traicionando lo que soy por evitar ese miedo, por desahogarme, por quebrar todo con mi rabia. Soy el globo lleno de aire que suelo usar como ejemplo cuando les hablo a mis pacientes sobre sus sentimientos. Apropósito de eso, soy una hipócrita, pues los impulso a hacer cosas que en este momento no soy capaz de hacer...y me detesto en cierta parte por eso.
Y claramente llevo semanas sin total, total tranquilidad. Siempre me gusta pensar en donde-no-estoy, para evitar quejarme de lo que tengo ahora, pues por obvias razones tengo un remordimiento enorme cuando empiezo a hacerlo. Me siento ser desagradecida. Lo que he tenido en la cabeza los últimos días, son retazos de recuerdos de eso a lo que solía considerar tranquilo. También está el hecho de que sé que tengo el derecho a desear algo mejor...
Incluso he llegado a considerar que se trata de aburrimiento, de que a pesar de que no tengo una rutina, me harta ese loop en el que me encuentro, esa especie de estancamiento. Ahora incluso me aterra el mismísimo dinero, el no tener suficiente, el pensar en que se me acabe, en pensar en como rayos hasta en mi trabajo puedo meter la pata y acabar arruinando todo.
No sé como sentirme, para ser honestos. Incluso a veces opto por seguir durmiendo para evitar comenzar con ese hilo de preocupaciones. Y en este mes he dormido de más...
Y tal vez lo que estoy por escribir sea algo más serio de lo que parece...
Pero aun con suficiente tiempo, ni siquiera disfruto un fin de semana. Me siento de aquí para allá, corriendo de un lado a otro para procurar darle a todos lo necesario, lo que puedo, lo que siento que me corresponde. Y si me detengo, siento que me empiezo a quebrar porque no soy útil para nadie en ese momento, porque pierdo tiempo, porque desperdicio energía. Eso y la constante preocupación por la muerte y que en cierta forma los días de todos son limitados, por lo que desperdiciar uno es un insulto. Aun en un estado de pausa, mis engranajes se siguen moviendo, y eso es desesperante. Y más aún por que no hay alguien que pueda escucharlo sin que le suene a unas tuercas oxidadas y chirriantes. Traducción, es desesperante escucharme hablar sobre mis no-problemas. Supongo que otra interpretación es que es desesperante escucharme convertirme en adulto.
Es desesperante ver a todos. Es desesperante no poder quejarme por sonar demasiado chillona. Es desesperante sonar inteligente porque no sabes todo y aun así no puedes hacer gran cosa. Es desesperante no poder estar 100% en control de las cosas, porque aún así habrán desperfectos. Es desesperante saber que no se hace lo suficiente, y que no hay voluntad o energías suficientes. Es desesperante pensar en que no puedes exigir porque ya robaste suficiente tiempo de alguien más, por lo tanto estás en deuda. Es desesperante no tener deseo. Es desesperante ser una imbécil desordenada que piensa que es inteligente. Es desesperante que no me agradezcan lo suficiente. Es desesperante ver números cada día mas chicos. Es desesperante saber que por más que hagas, papá siempre se va a quejar porque el o su amigo con su familia perfecta lo hicieron mil veces más rápido y mejor. Es desesperante pensar que no me siento en forma, es desesperante pensar en el tiempo y en como nunca habrá suficiente. Es desesperante pensar en lo que quiero y en que no tengo los sesos suficientes para ir por él.
Honestamente eso era un párrafo para otro blog, pero si no lo dejaba salir hubiera sido peor.
Es desesperante ese desorden de pensamientos que tengo últimamente. Lo agotada que me siento mentalmente y lo miserable que puedo verme frente a algunas derrotas. Creo que eso es lo que más duele, que eso está apareciendo más seguido que de costumbre. Sé que no debo, pero francamente estoy deseando que se acabe este año, que llegue a ese momento en donde todo regresa a la media, o en donde puedo descansar, seguramente porque siento que no pude hacer eso el año anterior. Esto no es porque este año esté siento malo, de alguna forma u otra estoy caminando hacia adelante, solo que hay algunas zonas terribles para pisar y me aterra profundamente que algo me arranque una pierna en el proceso.
Tengo una vaga idea de hacia donde quiero ir, pero así mismo no tengo ni una puta idea de como hacerlo. Y como voy a equivocarme, (y de seguro lo estoy haciendo justo ahora), es lo que más recuerdo y lo que más resalta.
Hasta este momento creo que es el punto de todo esto. Me estoy equivocando en algo. Algo estoy haciendo terriblemente mal y eso es lo que precisamente no me está dejando dormir. Me hace falta esa chispa, esa expectativa, esa emoción en todo sentido. Lo que estoy esperando en realidad está demasiado lejos, y al paso al que voy el camino se alarga cada vez mas y más. No tengo un grupo de compañeros como hace unos años, que vivían la misma aventura; me siento caminando sola, sin guía y sin ayuda, en medio de un maldito caos, lo que por sí solo debería escucharse como algo genial, en realidad no lo es, o cuando menos se está volviendo tedioso.
Al menos lo resolví.
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